De residencia a empresa y, ahora, casa de coleccionistas
Durante 170 años, generación tras generación, continuaron con el negocio hasta 2020, cuando los herederos se la vendieron a sus actuales y flamantes dueños: el artista Mario Antón y su pareja, Kenneth López, quienes algún tiempo atrás habían adquirido el antiguo consulado francés. «La descubrimos en internet mientras esperábamos para embarcar en el aeropuerto de Berlín. Realizamos la oferta sin verla. A los dos días habíamos llegado a un acuerdo con los propietarios y volamos a la isla para visitarla y cerrar la venta», recuerda Kenneth. Así se hacen las cosas en el siglo XXI, y nadie lo sabe mejor que él, directivo de una compañía tecnológica y con más de veinte años en el sector online.
La intención a la hora de plantear la reforma estaba clara: diseñar una vivienda donde alojar parte de la colección de arte de la pareja –repartida entre Menorca y su apartamento de Londres– y en la que Mario –en plena proyección con sus personalísimos trípticos antiguos que interviene en clave contemporánea– pudiera tener su estudio. A la pregunta de quién orquestó esa milagrosa metamorfosis, contestan: «The Santa Clara Project, o sea nosotros». El nombre –que bien podría ser el título de una serie de Netflix– viene de la calle en la que estaba su piso de Madrid –publicado en AD España en abril de 2019–. «Nos escondemos detrás de él para realizar proyectos de arte. De vez en cuando nos liamos la manta a la cabeza para renovar o decorar nuestras casas nosotros mismos».